El nabo y sus beneficios para la salud

El nabo es un tubérculo de escaso aporte calórico porque posee abundante cantidad de agua y un bajo contenido de hidratos de carbono y es buena fuente de fibra.

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Propiedades para la salud

Los nabos son ricos en vitamina C y compuestos de azufre considerados como potentes antioxidantes de efectos beneficiosos para la salud. Los antioxidantes bloquean el efecto dañino de los radicales libre.

Ayuda a perder peso

Debido a su bajo aporte de caloría, son ideales en dietas de control de peso. Además, debido a la presencia de fibra, aportan sensación de saciedad tras su consumo y mejoran el tránsito intestinal.

Favorece el correcto desarrollo del tubo neural del feto

Al ser una hortaliza rica en folatos, es recomendada en la dieta de la mujer durante el embarazo ya que es una vitamina importante a la hora de asegurar el correcto desarrollo del tubo neural del feto, sobre todo en las primeras semanas de gestación. Su deficiencia puede provocar en el futuro bebé enfermedades como la espina bífida o la anencefalia.

Previene el estreñimiento

Su contenido de fibra le confiere propiedades laxantes. La fibra previene o mejora el estreñimiento, contribuye a reducir las tasas de colesterol en sangre y al buen control de la glucemia en las personas que tienen diabetes. La fibra contribuye a reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con el tracto gastrointestinal, entre ellas el cáncer de intestino grueso.

En otras patologías

Gracias a su riqueza en potasio y su bajo contenido en sodio, poseen una acción diurética que favorece la eliminación del exceso de líquidos del organismo. Son beneficiosos en caso de hipertensión, hiperuricemia y gota, cálculos renales (salvo de oxalato de calcio), retención de líquidos y oliguria. Con el aumento de la producción de orina se eliminan, además de líquidos, sustancias de desecho disueltas en ella como ácido úrico, urea, etc.

Las hojas de nabo y sus propiedades

Es importante tener en cuenta que las hojas del nabo son más nutritivas que el propio nabo. Aportan casi el doble de proteínas y de fibra que la raíz y mucho calcio. Además, son ricas en vitaminas y minerales. Contiene cantidades varias veces superiores a las del nabo de provitamina A o beta-caroteno, vitamina C y folatos.

Contraindicaciones

Los nabos, además de fibra, presentan compuestos de azufre que producen flatulencias y dificultan la digestión. Por lo tanto, es aconsejable que las personas que presenten trastornos digestivos de este tipo moderen el consumo de estas raíces.

El consumo habitual de nabo no provoca ningún problema en aquellas personas que presenten un funcionamiento normal de la glándula tiroides. Sin embargo, se recomienda evitar su ingesta frecuente en personas con hipotiroidismo, ya que los nabos, cuando se machacan, liberan sustancias que impiden la absorción de yodo en esta glándula, con lo que frena así su funcionamiento.

Los nabos son ricos en un tipo de ácido orgánico conocido con el nombre de ácido oxálico. Este compuesto tiene la capacidad de formar en el intestino complejos insolubles con minerales como el calcio y el hierro que impiden su asimilación. Hay personas que tienen predisposición a formar cálculos en el riñón de “oxalato de calcio”, motivo por el cual se debe restringir el consumo de nabos en su alimentación.

Propiedades nutritivas

Respecto al contenido vitamínico, aporta una apreciable cantidad de vitamina C y de folatos y cantidades discretas de vitaminas del grupo B (B6, B3, B1 y B2). Carece de provitamina A y de vitamina E, abundantes en otras verduras y hortalizas.

Valor nutritivo – Composición

Recetas con nabo

El nabo es un ingrediente lamentablemente poco empleado. Se añade generalmente en sopas para darles sabor. Se pueden elaborar con ellos también, purés y cremas, que es una de las formas más atractivas de consumirlos para los niños.

Nabo encurtido

Ingredientes:

• Dos nabos.
• Una taza de vinagre blanco.
• Un tercio de taza de azúcar.
• Media cucharada de sal.
• Un ají amarillo.
• Pimienta negra entera.

Preparación:

Lavar los nabos y pelarlos. Cortarlos en rodajas muy finas. Extenderlos sobre una bandeja y echarles sal. Luego dejarlos reposar por media hora para que pierdan el amargor característico de los nabos. Pasado ese tiempo las lavamos bien y los secamos.

Cortar el ají amarillo para quitarle las pepas y cortarlo en tiras finas.

En un pomo limpio vamos poniendo las rodajas de nabo intercalando granos de pimienta negra y tiras del ají. Cubrimos con el vinagre, el azúcar y sal. Cerramos bien el frasco y movemos bien para disolver el azúcar y la sal. Dejar reposar una semana.

Familia

Pertenece a la familia de las Crucíferas.

Origen y zonas de cultivo

Se sospecha que su origen proviene de Asia Central y que fue consumido por las tribus primitivas que poblaron Europa. Se cultivó por vez primera hace 4 mil años y fue muy apreciado por griegos y romanos. Durante la Edad Media, el nabo constituyó uno de los alimentos más importante hasta que la llegada de la papa a Europa, procedente de América, en el siglo XVIII.

Luego su cultivo se fue reduciendo hasta convertirse en un alimento casi olvidado. Aunque en la actualidad el nabo no es muy apreciado, su cultivo se ha extendido a todo el mundo. Se cultiva principalmente en Alemania, en la costa mediterránea del sur de Europa y, en menor proporción, en el sur de Estados Unidos. No obstante, tanto la raíz como las hojas del nabo están volviendo a cobrar protagonismo en nuestros días tras conocerse mejor su composición y propiedades.

Características

Los hay de forma alargada y redonda, aplanada o cilíndrica. Su tamaño depende de la variedad, entre 12 y 15 centímetros de longitud. Su peso medio es de unos 100-200 gramos. Son de color blanco, amarillento o rojiza, está cubierto por una piel fina. Su sabor es similar al del rabanito.

Variedades y tipos

En el Perú se manejan seis especies principales:

• Brassica oleracea L.
• Brassica rapa L.
• Brassica nigra L.
• Brassica juncea L.
• Brassica carinata L.
• Brassica napus L.

La información proporcionada en este sitio sirve para apoyar y no para reemplazar la relación entre un paciente y su médico o nutricionista.

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