¿Hacer dieta o aprender buenos hábitos alimenticios?

La alimentación es mucho más que el hecho de comer para saciar el hambre o comer para vivir, debe conseguir mantener la salud y prevenir enfermedades. El hecho de llevar a cabo una alimentación variada (incluyendo diversidad de alimentos) y equilibrada (en cantidad adecuada a las necesidades individuales), es, entre otros factores, una de las principales vías de promoción de salud y calidad de vida.

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Por un lado, cubre las necesidades biológicas básicas para que el cuerpo funcione cada día con total normalidad y por otro, sirve como prevención y tratamiento ante ciertas enfermedades y/o alteraciones orgánicas.

¿Por qué no seguir una “dieta”?

Hacer dieta está más asociado a seguir una “receta” de alimentos y comidas con la intención de perder peso y, por lo general, lo más rápido posible. Sin embargo, cambiar hábitos alimenticios conlleva algo más profundo, más relacionado con la educación nutricional, donde la salud va primero y la pérdida de peso es una consecuencia.

¿Cómo aprender buenos hábitos alimenticios?

Cambiar hábitos, implica conocer los diferentes grupos de alimentos, saber planificar nuestro menú y las compras que debemos realizar en base a ello, cumplir las recomendaciones en cuanto al balance en las porciones y las calorías que debemos consumir al día, a emplear métodos de coción adecuados, entre otros.

Son hábitos que se aprenden despacio y con calma, pero que una vez asentados, suponen un cambio cualitativo muy importante en nuestra alimentación que va a perdurar en el tiempo.

¿Cómo llevar una vida sana?

Aquí algunos consejos fundamentales para mejorar nuestra alimentación:

Para comer sano y mejorar la alimentación hay que adquirir costumbres como ir al mercado para comprar frutas y verduras frescas y de temporada. También allí se consiguen otros alimentos saludables y frescos como pescado, huevos, quesos, frutos secos, etc.
El descanso nocturno también es fundamental para que el organismo se recupere del estrés que sufre en el día a día y para que el funcionamiento del organismo sea óptimo. Se debe procurar siempre tener un buen descanso, tanto en cantidad de horas como en calidad.
Respecto a la actividad física, todo cuenta, desde subir escaleras hasta hacer algún tipo de movimiento fácil en casa. Toda actividad que implique un ejercicio más intenso de lo normal va a sumar a una buena salud. Siempre es recomendable practicar deporte regularmente, pero se debe complementar con actividades que mantengan el cuerpo activo el resto del día.
Otros dos factores claves son mantenerse bien hidratado, teniendo en cuenta que la bebida principal de consumo debe ser el agua y programar actividades al aire libre de manera regular, donde podamos disfrutar del sol y de aire fresco. Si seguimos estos consejos para una vida sana, mejorando nuestra alimentación, el sueño y la práctica de ejercicio, podremos disfrutar de una vida más sana.

La información proporcionada en este sitio sirve para apoyar y no para reemplazar la relación entre un paciente y su médico o nutricionista.

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