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Blog Vive Sano

Hábitos Saludables | 10 consejos claves para mejorar tu estilo de vida

2017-09-04

Los hábitos de vida saludables repercuten de manera directa en la salud

¿Cuáles son los hábitos saludables?

Los hábitos son conductas aprendidas desde pequeños. Por lo tanto, enseñar buenos hábitos tempranamente contribuirá a fomentar una vida más saludable. Las conductas alimentarias son el resultado de interacciones y aprendizajes múltiples, que evolucionan e involucran datos racionales e irracionales basados en experiencias personales, positivas o negativas.

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Una mejor calidad de vida

Los hábitos de vida saludables repercuten de manera directa en la salud de las personas y en su calidad de vida. Tanto la alimentación, como el ejercicio físico o con el consumo de sustancias tóxicas, se ha demostrado que estas costumbres son clave en el desarrollo de patologías crónicas no transmisibles no transmisibles como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.

Cómo mejorar nuestros hábitos de vida

Muchas veces, un ritmo de vida acelerado hace que adquiramos estilos de vida poco saludables.  Hay algunas costumbres que influyen de forma negativa en el estado de salud y en la calidad de vida. No dormir lo suficiente, seguir una alimentación desequilibrada o un estilo de vida inactivo, entre otros, se asocian al desarrollo de determinadas enfermedades.

Los hábitos más perjudiciales para la salud

1. Vivir estresado

El estrés es un fenómeno fisiológico normal y se trata de la respuesta que emite un organismo ante estímulos percibidos como amenazantes. No es un aspecto nocivo, pero si perdura en el tiempo, se produce una activación y ansiedad desmesurada, que provoca una incapacidad para centrarse con eficacia en las tareas. El exceso de estrés y preocupaciones puede tener repercusiones serias en la esfera mental y física.

2. Comer comida chatarra, alta en grasa, sodio y demasiada azúcar

El Fast food, los snacks, los alimentos procesados, las golosinas, entre otros, forman parte de la alimentación habitual de muchas personas. Sin embargo, el exceso de grasas, azúcar y calorías que aporta tiene efectos perjudiciales muy conocidos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asocia el exceso de azúcar como causa de la creciente incidencia de obesidad y diabetes tipo 2 en todo el mundo, además de caries dentales, hipertensión y hasta de algunos casos de cáncer.

3.  Llevar una vida sedentaria

Llevar una vida inactiva provoca que el sistema musculoesquelético se debilite y aumenta la probabilidad de sufrir en el futuro artritis, artrosis y osteoporosis, además de obesidad y enfermedades cardiovasculares. Es por esto que el segundo factor de riesgo más importante para la salud es el sedentarismo. De igual forma, permanecer sentado mucho tiempo (unas seis horas), se ha demostrado que disminuye la esperanza de vida en cinco años y duplica el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, obesidad y/o enfermedad cardiovascular, en comparación con quienes pasan menos horas sentados.

4.   Dormir poco y mal

Dormir poco y mal produce un descanso nocturno de mala calidad, lo que provoca alteraciones en la capacidad de concentración, en la memoria y en el estado de ánimo: se está más distraído, más irascible y con la capacidad de atención disminuida. A nivel físico también origina cambios en la temperatura corporal, aumento de la frecuencia cardiaca, mayor secreción de cortisol (la denominada hormona del estrés) e incremento de los niveles de glucemia (azúcar en sangre).

5.   Exponerse demasiado al sol

Excederse en este punto puede tener consecuencias peligrosas. Un exceso de sol, más sin la fotoprotección adecuada, produce envejecimiento prematuro, alergias, problemas oculares y quemaduras, además de aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel.  La OMS hace importantes recomendaciones de cómo protegerse del sol y se insiste en que un 80% de estos tumores podrían reducirse con fotoprotección desde la infancia, ya que la inadecuada exposición al sol provoca daños acumulativos y duraderos en la piel.

6.   Saltarse el desayuno

No desayunar provoca un nivel inadecuado de nutrientes -sobre todo hidratos de carbono y proteínas- muy necesarios en las primeras horas del día para el buen funcionamiento del cerebro. Cuando el ayuno nocturno se prolonga con la omisión del desayuno, el descenso gradual de los niveles de insulina y glucosa, entre otros, puede originar una respuesta de fatiga que podría interferir en aspectos de la función cognitiva.

7. Evitar la soledad

La soledad, sobre todo si no ha sido escogida, daña la salud física y psíquica. Vivir sin compañía propicia malos hábitos de vida que inciden en el metabolismo y en el sistema nervioso. Sentirse solo provoca mayor riesgo de depresión y aumenta de forma clara el riesgo de sufrir pérdida progresiva de las funciones cognitivas.

La información proporcionada en este sitio sirve para apoyar y no para reemplazar la relación entre un paciente y su médico o nutricionista.

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